Catequesis #10 (año II)
Mensaje del Papa para la Cuaresma
El Santo Padre nos invita en esta Cuaresma a realizar
una revisión de nuestra vida a la luz del Evangelio sobre qué es la justicia.
El significado común de la justicia es “dar a cada uno lo suyo”, pero el Santo
Padre aclara que la justicia distributiva, que es el repartir los bienes
materiales de forma equitativa, no proporciona todo lo que le corresponde o
hace feliz al ser humano. El Papa advierte que la plenitud del ser humano es
vivir unido al verdadero amor de Dios, de ahí brotará la verdadera justicia.
El egoísmo es uno de los rostros de la injusticia que
brota de nuestro interior. ¿Cómo puede el ser humano librarse de este impulso
egoísta? Es necesario convertirnos a Cristo, creer en el Evangelio que
significa: salir del egoísmo, que nos hace autosuficientes, para descubrir y
aceptar la propia pobreza.
Hagamos un examen de conciencia para poner al
descubierto las acciones, actitudes, gestos y palabras que a nivel personal y
de grupo, ministerio o movimiento, impiden que todos nos veamos como iguales en
la comunidad. Estas diferencias nos dificultan practicar la justicia a la que
nos invita el Papa dentro de la comunidad parroquial. Seamos sinceros, acudamos
al sacramento de la Reconciliación y hagamos el firme propósito, personal y
comunitaria, de enmendar nuestras acciones injustas para lograr que la
parroquia sea nuestro segundo hogar.
Primera Lectura:
Génesis 2, 7-9; 3, 1-7
Salmo:
Salmo 50 – Misericordia Señor, hemos pecado
Segunda Lectura:
Romanos 5, 12-19
Evangelio:
Mateo 4, 1-11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. Y el tentador se le acercó y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. Pero él le contestó diciendo: Está escrito: No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras. Jesús le dijo: También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios. Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo: Todo esto te daré si te postras y me adoras. Entonces le dijo Jesús: Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto. Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
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