Traducción
completa tomada de RADIO VATICANO
Queridos
hermanos y hermanas
El
Evangelio de este domingo (Mc 1, 21-28) nos presenta a Jesús que –durante el
día sábado- predica en la sinagoga de Cafarnaún, la pequeña ciudad en el lago
de Galilea en donde vivían Pedro y su hermano Andrés. A su enseñanza –que
suscitaba la maravilla de la gente- sigue la liberación de un “hombre poseído
por un espíritu inmundo” (v.23), que reconoce en Jesús el “Santo de Dios”, es
decir, el Mesías. En poco tiempo, su fama se difunde en toda la región, que Él
recorre anunciando el Reino de Dios y sanando todo tipo de enfermo: de palabra
y de acción. San Juan Crisóstomo hace observar como el Señor “alterna el
discurso en beneficio de los que escuchan, procediendo de los prodigios a las
palabras y pasando nuevamente de la enseñanza de su doctrina a los milagros”
(Hom. in Matthæum 25, 1: PG 57, 328).
La palabra
que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del
Padre y a la verdad de sí mismos. No así, en cambio, sucedía a los escribas,
que tenían que esforzarse en interpretar las Sagradas escrituras con numerosas
reflexiones. Además, a la eficacia de la palabra, Jesús unía aquella de los
signos de la liberación del mal. San Atanasio observa que “ordenar a los
demonios y expulsarlos nos es una obra humana sino divina”, de hecho, el Señor
“alejaba de los hombres toda clase de enfermedades. ¿Quién, viendo su poder…
habría aún dudado que Él sea el Hijo, la Sabiduría y la Potencia de Dios?
(Oratio de Incarnatione Verbi 18.19: PG 25, 128 BC.129 B). La autoridad divina,
no es una fuerza de la naturaleza. Es el poder del amor de Dios que crea el
universo y encarnándose en el Hijo Unigénito, bajando en nuestra humanidad,
sana el mundo corrupto por el pecado. Romano Guardini escribe: “Toda la
existencia de Jesús es traducción de la potencia en humildad… es la soberanía
que se abaja a la forma de siervo” » (Il Potere, Brescia 1999, 141.142).
A menudo
para el hombre la autoridad significa afán de posesión, poder, dominio, suceso.
Para Dios, en cambio, la autoridad significa servicio, humildad, amor;
significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina para lavar los pies a los
discípulos (cfr Jn 13,5), que busca el verdadero bien del hombre, que mira las
heridas, que es capaz de un amor tan grande de dar la vida, porque es el Amor.
En una de sus cartas, santa Catalina de Siena escribe: “Es necesario que
nosotros veamos y conozcamos, en verdad, con la luz de la fe, que Dios es el
Amor supremo y eterno y no puede querer sino nuestro bien” Ep. 13 in: Le
Lettere, vol. 3, Bologna 1999, 206).
Queridos
amigos, el próximo jueves 2 de febrero, celebraremos la fiesta de la
Presentación del Señor en el templo, Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Invoquemos con fe a María Santísima, para que guíe nuestros corazones para
tomar siempre de la misericordia divina, que libera y sana nuestra humanidad,
colmándola de toda gracia y bien, con la potencia del amor (Traducción de
Claudia Alberto y Cecilia de Malak-RV).
texto
palabras del Papa en español
Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración
mariana, en particular a los alumnos del Instituto Diego Sánchez, de Talavera
la Real, del Colegio San Atón, de Badajoz, así como a los fieles procedentes de
Valencia, Cádiz, Ceuta y Jérez. Con el salmista invito a todos a escuchar la
voz de Dios y a no endurecer el corazón. Busquemos tiempo para meditar cuanto
el Señor nos propone en la divina Palabra y respondamos a ella con una oración
sincera, constante y humilde. De ahí sacaremos fuerzas para afrontar las
dificultades de la vida y servir con sencillez a los que nos rodean, sobre todo
a quienes pasan por pruebas diversas. Feliz Domingo
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