“¡Queridos
hijos! En este tiempo de manera especial los invito: oren con el corazón.
Hijitos, ustedes hablan mucho pero oran poco. Lean, mediten la Sagrada
Escritura y que las palabras allí escritas sean vida para ustedes. Yo los
exhorto y los amo, para que en Dios puedan encontrar vuestra paz y la alegría
de vivir. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”
“¡Queridos
hijos!, desde hace mucho tiempo estoy con vosotros y así, desde hace mucho
tiempo, os estoy mostrando la presencia de Dios y de su infinito amor, el cual
deseo que todos vosotros conozcáis. ¿Y vosotros hijos míos? Vosotros estáis
todavía sordos y ciegos; mientras miráis el mundo que os rodea, no queréis ver
hacia dónde se dirige sin Mi Hijo. Estáis renunciando a Él, y Él es la fuente
de todas las gracias. Me escucháis mientras hablo, pero vuestros corazones
están cerrados y no me prestáis atención. No estáis orando al Espíritu Santo
para que os ilumine. Hijos míos, la soberbia se está imponiendo. Yo os muestro
la humildad. Hijos míos, recordad: sólo un alma humilde resplandece de pureza y
belleza, porque ha conocido el amor de Dios. Sólo un alma humilde se convierte
en un paraíso porque en ella está Mi Hijo. ¡Os agradezco! De nuevo os pido:
orad por aquellos que Mi Hijo ha escogido, es decir, sus pastores. ”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario