“Queridos hijos, como Reina de la Paz deseo daros a
vosotros, mis hijos, la paz, la verdadera paz que viene del Corazón de Mi Hijo Divino.
Como Madre oro para que en vuestros corazones reine la sabiduría, la humildad y
la bondad: que reine la paz, que reine Mi Hijo. Cuando Mi Hijo sea el soberano
en vuestros corazones, podréis ayudar a los demás a conocerlo. Cuando la paz
del cielo os conquiste, aquellos que la buscan en lugares equivocados, dando de
esta manera dolor a Mi Corazón materno, la reconocerán. Hijos míos, grande será
mi alegría cuando pueda ver que acogéis mis palabras y deseáis seguirme. No
tengáis miedo, no estáis solos. Entregadme vuestras manos y yo os guiaré. No
olvidéis a vuestros pastores. Orad para que sus pensamientos estén siempre con
Mi Hijo, que los ha llamado para que lo testimonien. Os lo agradezco!”
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