Hemos empezado un nuevo Año Litúrgico con la llegada del Adviento. Adviento quiere decir Espera, Vigilancia, y así mismo deben estar dispuestas nuestras almas. Esta es una época para preparar nuestros corazones para hacer de ellos una morada adecuada para el nacimiento de nuestro redentor, Jesucristo. Por eso, la iglesia se viste de violeta (morado), invitando a la penitencia, la austeridad y la oración.
La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Por eso la iglesia nos invita a buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor con todas las personas que nos rodean.
La segunda semana nos invita, por medio de Juan, el Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. Por eso la iglesia nos invita ahora al sacramento de la "reconciliación" (Confesión), que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado.
La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. La Santísima Vírgen María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que ella desempeñó. La iglesia te propone que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia. En esta semana se enciende la vela rosada de la corona de Adviento.
Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera
Un símbolo de ésta época litúrgica es la "Corona de Adviento", la cual te invitamos a tener en tu casa para recordar la gran importancia de éste período litúrgico. Las cuatro velas de la corona simbolizan las cuatro semanas comprendidas en este período en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor.
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