VATICANO, 15 Feb. 13 / 10:35 am (ACI/EWTN Noticias).- El
Papa Benedicto XVI explicó que toda obra de caridad exige estar acompañada de
la fe, para que sea efectivamente una manifestación concreta del amor de Dios
por todos los hombres, y no un simple humanismo o una mera empresa de promoción
humana.
Así lo indicó el Santo Padre al recibir esta mañana en
audiencia, en el Palacio Apostólico del Vaticano, a los miembros de la
asociación caritativa Pro Petri Sede, que sirve en Bélgica, Luxemburgo y en
Holanda.
A continuación el discurso completo del Papa:
"El Año de la Fe, que la Iglesia celebra en estos
momentos, nos invita a una auténtica conversión a nuestro Señor Jesucristo,
único Salvador del mundo. Acogiendo por medio de la fe la revelación del amor
salvífico de Dios en nuestra vida, toda nuestra existencia está llamada a
modelarse sobre la novedad radical introducida en el mundo por la resurrección
de Cristo.
La fe es una realidad viva que es necesario descubrir y
profundizar sin cesar, para que pueda crecer. Es ella la que debe orientar la
mirada y la acción del cristiano. Porque ella es un nuevo criterio de
inteligencia y acción que cambia toda la vida del hombre.
Como ya he tenido ocasión de afirmar en la carta apostólica
Porta Fidei, el Año de la Fe es una ocasión propicia para intensificar el
testimonio de la caridad: 'La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin
fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se
necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino'.
Para vivir este testimonio de la caridad, el encuentro del
Señor que transforma el corazón y la mirada del hombre es entonces
indispensable. En efecto, es el testimonio del amor de Dios por cada uno de
nuestros hermanos en humanidad lo que da el auténtico sentido de la caridad cristiana.
Ella no se puede reducir a un simple humanismo o a una empresa de promoción
humana.
La ayuda material, tan necesaria en sí misma, no es del todo
caridad sino es participación en el amor de Cristo recibido y compartido. Toda
obra de caridad auténtica es entonces una manifestación concreta del amor de
Dios por los hombres y así se convierte en anuncio del Evangelio.
En este tiempo de Cuaresma, en el que los gestos de caridad,
se cumplen generosamente, ¡permitan que cada cual progrese hacia Cristo, que no
cesa de salir al encuentro de los hombres!
¡Queridos amigos, que vuestro peregrinaje fortifique vuestra
relación con Cristo y reavive la gracia recibida en el Bautismo! ¡Que crezca en
vosotros el deseo de siempre testimoniar la fe allí donde estén!
Confío a cada uno de ustedes y vuestras familias, así como a
los miembros de vuestra asociación, a la intercesión maternal de la Virgen
María y a la protección del Apóstol Pedro. De todo corazón, os doy la bendición
apostólica".
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