Texto completo de la reflexión - tomado de RADIO VATICANO
¡Queridos hermanos y hermanas!
En la liturgia de este domingo, el apóstol Pablo nos invita
a acercarnos al Evangelio «no como palabra de hombres, sino como es
verdaderamente, Palabra de Dios» (1 Ts 2,13). De este modo podemos recibir con
fe las advertencias que Jesús dirige a nuestra conciencia, para asumir un
comportamiento conforme a ellas. En el pasaje de hoy, Él reprocha a los
escribas y a los fariseos, que tenían en la comunidad un papel de maestros,
porque su conducta era abiertamente en contraste con la enseñanza que proponían
a los demás con rigor. Jesús subraya que ellos «dicen, y no hacen» (Mt 23,3);
es más, «atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los
hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas» (Mt 23,4).
La buena doctrina es recibida, pero peligra de ser desmentida por una conducta
incoherente. Por esto Jesús dice: «todo lo que les digan que guarden, guárdenlo
y háganlo; pero no lo hagan conforme a sus obras» (Mt 23,3). La actitud de
Jesús es exactamente lo opuesto: Él es el primero que practica el mandamiento
del amor, que enseña a todos, y puede decir “porque mi yugo es suave y ligera
mi carga” y nos ayuda a llevarlo junto a Él (cfr Mt 11,29-30).
Pensando a los maestros que oprimen la libertad de los demás
en nombre de la propia autoridad, San Buenaventura indica quién es el auténtico
Maestro afirmando: “Ninguno puede enseñar y ni siquiera obrar, ni alcanzar las
verdades conocibles sin que esté presente el Hijo de Dios”. “Jesús se sienta en
la ‘cátedra’ como el Moisés más grande, que extiende la Alianza a todos los
pueblos”. ¡Es Él nuestro verdadero y único Maestro! Estamos, por lo tanto,
llamados a seguir al Hijo de Dios, el Verbo encarnado que expresa la verdad de
su enseñanza a través de la fidelidad a la voluntad del Padre, mediante el don
de sí mismo. Escribe el beato Antonio Rosmini: “El primer maestro forma a todos
los demás maestros, como también forma a los mismos discípulos porque –sean
unos u otros- existen solamente en virtud de aquel primer tácito, pero
potentísimo magisterio”. Jesús condena firmemente también la vanagloria y
observa que «obrar para ser vistos por los hombres» (Mt 23,5) pone en manos de
la aprobación humana, insidiando los valores que fundan la autenticidad de la
persona.
Queridos amigos, el Señor Jesús se ha presentado al mundo
como siervo, despojándose totalmente a sí mismo y rebajándose hasta dar sobre la
cruz la más elocuente lección de humildad y de amor. Desde su ejemplo brota la
propuesta de vida: «Quien entre ustedes es el mas grande debe ser el servidor
de todos » (Mt 23,11). Invoquemos la intercesión de María Santísima y oremos,
en particular, por cuantos en la comunidad cristiana están llamados al
ministerio de la enseñanza, para que puedan, dar siempre testimonio con las
obras de las verdades que transmiten con la palabra.
Traducción Patricia Jáuregui Romero, RADIO VATICANO
SALUDOS EN DIVERSAS LENGUAS:
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en
particular a los fieles de la parroquia de Santa María Magdalena, de La Nou de
Gaià. En el Evangelio de este domingo, el Señor nos exhorta a comportarnos
siempre con rectitud de espíritu, entregándonos de corazón al servicio de
nuestros hermanos como verdaderos hijos de Dios. Pidamos a la Virgen María,
nuestra Madre celestial, que interceda por nosotros para que, cada vez más
unidos interiormente a Cristo, sepamos dar un testimonio eficaz de su amor.
Feliz domingo
Hablando a los peregrinos polacos, el Santo Padre también
les ha recordado el evangelio de hoy: "Uno solo es vuestro Padre, el
celestial, y sólo uno es vuestro Maestro, Cristo (cf. Mt 23, 8-9). Es Él quien
nos enseña a vivir el amor del Padre. Por eso los principios morales del Padre
no pueden ser puestos en duda, ni negociados, ni discutidos. El Evangelio nos
conduce a acciones concretas, en las que se manifiesta el amor que proviene de
Dios Padre
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