El Santo
Padre Juan Pablo II dijo en Fátima en 1982: “Mi corazón se oprime cuando veo el pecado del
mundo y todas las amenazas acumulando nubes negras sobre la humanidad, pero
también se goza lleno de esperanza porque estoy consagrando el mundo al Corazón
de la Madre. Hacer esto significa consagrar el mundo a Él que es infinito en
santidad. Esta santidad significa redención. Significa un amor mucho más
poderoso que el mal. Ningún “pecado del mundo” puede vencer este amor.”
"Cuando el
Espíritu Santo encuentra a María en un alma, se siente atraído
irresistiblemente hacia ella y en ella hace su morada". San Luis María Grignión
de Montfort
"El amor a
nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que
están ocultas en el rescoldo de tu tibieza". San Josemaría Escrivá de Balaguer
"¡Madre!
—Llámala fuerte, fuerte. —Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu
Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la
ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva
lucha". San Josemaría Escrivá de
Balaguer
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