Mensaje del Obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández
Torres, para el Día de Acción de Gracias de 2012
“¡Tengan fe! ¡Tengan agradecimiento!”
En este Día de Acción de Gracias quisiera hacerme eco de las
palabras que el Beato Juan Pablo II dirigió a los agricultores italianos en su
celebración de Acción de Gracias del 9 de noviembre de 1980 y que se adecuan
perfectamente al contexto del Año de la Fe que estamos celebrando: “¡Tengan fe!
¡Tengan agradecimiento!”
Ése día, el Santo Padre dirigió la homilía hacia lo que él
mismo describió como “dos reflexiones de importancia fundamental”: el valor de
la fe cristiana y la gratitud en medio del dolor.
Sobre la primera, reconoció que el agradecimiento a Dios
nace de la fe, por lo que pidió que “¡estimen su fe! ¡Mantengan firme su fe!”.
“Hoy hay necesidad de una fe iluminada, convencida,
profunda. Es necesario estar preparados para responder de modo adecuado a los
interrogantes que la sociedad moderna plantea continuamente, y acaso
violentamente, para no ceder jamás al choque de las mentalidades diversas y
contrastantes; es necesario actualizar y desarrollar la propia cultura
religiosa”, dijo.
Entonces, exhortó a que, “especialmente en los períodos de
relativa calma de los trabajos”, frecuentemos los encuentros formativos en las
parroquias y meditemos la Palabra de Dios.
“¡Inmensa es su dignidad y responsabilidad de cristianos!
Efectivamente, ‘ustedes —continúa el Apóstol [San Pedro]— son linaje escogido,
sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido para pregonar el poder del que
los llamó de las tinieblas a su luz admirable’”, prosiguió.
Acto seguido, explicó que la actitud de agradecimiento debe
distinguir la vida de cada hombre y de cada cristiano en particular, “incluso
en los momentos de ansiedad y de dolor”: “San Pablo inculcaba en sus Cartas
este continuo espíritu de gratitud: ‘Den en todo gracias a Dios, porque tal es
su voluntad en Cristo Jesús’ (1 Tes 5, 18)”.
“Es una actitud ‘eucarística’, que les da paz y seguridad en
las fatigas, los libera de toda afección egoísta e individualista, los hace
dóciles a la voluntad del Altísimo, incluso en las exigencias morales más
difíciles, los abre a la solidaridad y a la caridad universal; los hace
comprender cómo es absolutamente necesaria la oración, y sobre todo la vida
eucarística mediante la Santa Misa… ¡Agradecer significa creer, amar, dar! ¡Y
con alegría y generosidad!”, resumió.
Que este Día de Acción de Gracias sea una ocasión para tener
fe, renovando nuestro compromiso con el Padre Bueno a través de la asistencia a
la Misa en familia, y que sea esa misma confianza en Dios la que nos lleve a
dar gracias a Dios en todo, aún en los momentos más difíciles de nuestra vida.
Con mi bendición y felicitación,
+ Daniel Fernández Torres
Obispo de Arecibo
Fuente: Conferencia Episcopal de Puerto Rico
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