El Movimiento de los Focolares (obra de María) publica mensualmente la Palabra de Vida en 84 lenguas e idiomas. La misma llega a 14 millones de personas de todo el mundo a través de la prensa, radio, televisión e internet. También recoge testimonios que son el fruto de ponerla en práctica. Para más información del Movimiento en Puerto Rico, puedes escribir a focolarepr@prtc.net
A continuación encontrarás la Palabra de Vida del mes de Noviembre 2012, tomado de la página oficial del Movimiento de los Focolares. Autor: Chiara Lubich
“El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él” (Jn 14,23)*.
Jesús dirige a los apóstoles sus grandes e intensos
discursos de despedida, y les asegura, entre otras cosas, que lo habrían de ver
nuevamente, porque él se manifestaría a los que lo aman.
Judas, no el Iscariote, le pregunta entonces cómo es posible
que se manifieste a ellos y no al mundo. El discípulo pretendía una gran
manifestación exterior de Jesús que hubiera podido cambiar la historia y que, a
su entender, habría sido más útil para la salvación del mundo. En efecto, los
apóstoles pensaban que Jesús era el profeta de los últimos tiempos, tan
esperado, y que habría hecho su aparición revelándose ante todos como el Rey de
Israel, para ponerse a la cabeza del pueblo de Dios e instaurar definitivamente
el Reino del Señor.
En cambio, Jesús responde que su manifestación no acontecerá
de manera espectacular y exterior. Será una simple y extraordinaria “venida” de
la Trinidad en el corazón del fiel, que se realiza donde hay fe y amor.
Con esta respuesta Jesús precisa de qué manera permanecerá
presente entre los suyos después de su muerte, y explica cómo será posible
tener contacto con él.
Por lo tanto, su presencia puede realizarse desde ahora en
los cristianos y en medio de la comunidad; no es necesario esperar el futuro.
El templo que la acoge no es tanto el de paredes, cuanto el corazón mismo del
cristiano, que así se torna un nuevo sagrario, habitación viva de la Trinidad.
Pero, ¿cómo puede el cristiano llegar a tanto? ¿Cómo se
puede a llevar a Dios mismo en uno? ¿Cuál es el camino para acceder a esta
profunda comunión con él?
El amor para con Jesús.
Un amor que no es mero sentimentalismo, sino que se traduce
en vida concreta y, precisamente, en la fidelidad a su palabra.
A este amor del cristiano, que puede ser verificado en los
hechos, Dios responde con su amor: la Trinidad viene a habitar en él.
“…será fiel a mi palabra”.
¿Cuáles son las palabras a las que el cristiano está llamado
a ser fiel?
En el Evangelio de Juan, “mis palabras” son a menudo
sinónimo de “mis mandamientos”. Por lo tanto, el cristiano está llamado a
observar los mandamientos de Jesús. Los cuales no deben ser entendidos como un
catálogo de leyes. En todo caso, hay que verlos sintetizados en lo que Jesús
ilustró con el lavado de los pies: el mandamiento del amor recíproco. Dios le
ordena a todo cristiano que ame al otro hasta la entrega completa de sí, tal
como enseñó e hizo Jesús.
¿Cómo vivir bien esta Palabra? ¿Cómo alcanzar el punto en el
que el Padre mismo nos amará y la Trinidad habitará en nosotros?
Poniendo en práctica con todo el corazón, con radicalidad y
perseverancia el amor recíproco entre nosotros.
Principalmente allí el cristiano encuentra el camino de esa
profunda ascética cristiana que el Crucificado exige de él. En efecto, es con
el amor recíproco como florecen en su corazón las diferentes virtudes y se
puede corresponder al llamado de la propia santificación.
Chiara Lubich
Publicación mensual
del Movimiento de los Focolares
* Este texto fue publicado por primera vez en 2001.
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