tomado de RADIO VATICANO
Texto completo
de la catequesis del Papa en italiano:
El Concilio
Vaticano II ha querido poner de relieve, en particular, este vínculo que se
manifiesta visiblemente en la oración en común de María junto a los Apóstoles,
en el mismo lugar, a la espera del Espíritu Santo. La Constitución dogmática
Lumen gentium sobre la Iglesia afirma: "Como quiera que plugo a Dios no
manifestar abiertamente el misterio de la salvación humana antes de derramar el
Espíritu prometido por Cristo, vemos a los apóstoles antes del día de
Pentecostés "todos ellos, íntimamente unidos, que se dedicaban a la
oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos. (Hch 1,14), y también vemos a María implorar con sus oraciones el don
del Espíritu Santo que en la Anunciación la había tomado bajo su sombra"
(n. 59). El lugar privilegiado de María es la Iglesia, donde es
"reconocida como miembro muy eminente y del todo singular...figura y
destacadísimo modelo de fe y de caridad" (ib., n. 53). Así, lo indica el
Concilio Vaticano II.
Venerar a
la Madre de Jesús en la Iglesia, significa, pues, aprender de ella a ser
comunidad que reza: es ésta una de las características esenciales de la primera
descripción de la comunidad cristiana expuesta en los Hechos de los Apóstoles
(cf. 2:42). La oración a menudo viene dictada por situaciones difíciles,
problemas personales que conducen a dirigirse al Señor para recibir luz,
consuelo y ayuda. María nos invita a abrir las dimensiones de la oración, a
dirigirnos a Dios no sólo en la necesidad y no sólo para nosotros mismos, sino
de manera unánime, perseverante, fiel, con un "solo corazón y una sola
alma" (cf. Hch 4,32 ).
Queridos
amigos, la vida humana atraviesa diversas etapas de transición, a menudo,
difíciles y exigentes, que requieren decisiones inderogables, renuncias y
sacrificios. La Madre de Jesús ha sido puesta por el Señor en momentos
decisivos de la historia de la salvación y siempre ha sido capaz de responder
con plena disponibilidad, fruto de una profunda relación con Dios, madurada en
la oración asidua e intensa. Entre el viernes de la Pasión y el domingo de la
Resurrección, a ella se le confió el discípulo amado, y con él a toda la
comunidad de los discípulos (cf. Jn 19:26). Entre la Ascensión y Pentecostés,
ella está con y en la Iglesia en la oración (cf. Hch 1,14). Madre de Dios y
Madre de la Iglesia, María ejerce su maternidad hasta el final de la historia.
Encomendamos a ella todas las fases de nuestra existencia personal y eclesial,
así como nuestro tránsito final. María nos enseña la necesidad de la oración y
nos muestra que sólo con un vínculo constante, íntimo, lleno de amor con su
Hijo podemos salir de "nuestra casa", de nosotros mismos, con
valentía, para alcanzar los confines del mundo y anunciar en todas partes al
Señor Jesús, Salvador del mundo.
(Traducción
del italiano: Eduardo Rubió y Cecilia de Malak)
TEXTO
CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL
Queridos
hermanos y hermanas:
En la
catequesis de hoy hemos hablado sobre la presencia orante de la Virgen María,
iniciando así una serie de catequesis sobre la oración en el libro de los
Hechos de los Apóstoles y en las Cartas de san Pablo. Mientras que en la
anunciación se nos narra la presencia de María al comienzo de la vida terrena
de Jesús, en el libro de los Hechos la vemos reunida con los apóstoles, a la
espera de la venida del Espíritu Santo, acompañando con su oración silenciosa
los primeros pasos de la Iglesia. La existencia de María, desde Nazaret a
Jerusalén, pasando por la cruz, donde el Hijo la entrega al apóstol Juan, está
caracterizada por la capacidad de mantener un clima perseverante de
recogimiento, meditando cada acontecimiento en el silencio de su corazón. La
presencia de María con los apóstoles, en la espera de Pentecostés, adquiere un
gran significado, ya que comparte con ellos lo más precioso: la memoria viva de
Jesús en la oración. Ella se encuentra en oración con y en la Iglesia. Venerar
a la Madre de Jesús en la Iglesia significa aprender de ella a ser comunidad
que reza. Ella nos enseña la necesidad de la oración y de que mantengamos con
su Hijo una relación constante, íntima y llena de amor, para poder anunciar con
valentía a todos los hombres que él es el salvador del mundo.
Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de la
diócesis de León, con su Obispo Monseñor Julián López, así como a los demás
grupos venidos de España, México y otros países latinoamericanos. Que siguiendo
el ejemplo de María, sepamos dedicar más tiempo a la oración personal y
comunitaria, especialmente en este tiempo de cuaresma, en el que a través de la
penitencia y la limosna nos disponemos a acompañar a Jesús más de cerca. Muchas
gracias.
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