Reflexión
Cuaresmal 2012 (tomada de la página oficial de la Arquidiócesis de San Juan)
Autor: MONS.
ROBERTO OCTAVIO GONZÁLEZ NIEVES, O.F.M. - ARZOBISPO METROPOLITANO DE SAN JUAN
DE PUERTO RICO
Al Pueblo
Santo de Dios en la Arquidiócesis de San Juan:
Saludos de
Paz y Bien,
A mi
regreso a mi amada Borinquen, en primer lugar, quisiera dar gracias:
• Gracias a
Dios por haberme dado fortaleza espiritual durante todo el proceso de la
cirugía;
• Gracias a
mis hermanos Obispos, quienes han mostrado su solidaridad espiritual conmigo;
• Gracias a
mis hermanos sacerdotes, por sus palabras de aliento y expresiones de estima y
afecto;
• Gracias a mis hermanos diáconos, religiosos y religiosas
en la Arquidiócesis, por sus oraciones y expresiones de comunión y solidaridad;
• Gracias al Pueblo Santo de Dios por sus oraciones y
expresiones de afecto que tanto me han conmovido, y gracias por sus gestos de
cariño;
• Gracias a mis hermanos y hermanas de otras confesiones
cristianas, por sus oraciones, palabras de aliento que me han hecho sentir la
belleza de procurar la unidad en Cristo Jesús;
• Gracias a los médicos del HSS. Ciertamente, en su peritaje
se ven reflejados los talentos con que Dios bendice a cada ser humano;
• Gracias a mis colaboradores en la curia y en la residencia
arzobispal por sus palabras de aliento y particulares expresiones de afecto;
• Gracias a toda la comunidad franciscana del convento de
“Saint Stephen of Hungary”, por su atención y acogida durante las primeras
semanas de mi recuperación;
• Gracias a las personas en los medios de comunicación por
informar sobre este proceso de cirugía y recuperación;
• Gracias a mi querida familia por su amor y apoyo constante
e incondicional; gracias de todo corazón a mis amigos y amigas.
Cuaresma: tiempo para renovar nuestro camino de fe
Este camino de mi recuperación sigue como se había esperado.
Sin embargo, quisiera aprovechar esta oportunidad para reflexionar en otro
caminar, es decir, en la jornada que iniciamos el pasado miércoles de ceniza.
Me refiero a la jornada cuaresmal, de recuperación espiritual, de caminar hacia
la Pascua Cristiana.
En su mensaje para la Cuaresma de este año, el Papa
Benedicto XVI nos dice: “En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la
ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de
fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la
oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la
alegría pascual.”
La exhortación que nos hace Benedicto XVI no es solamente a
que haya una renovación en la fe, en lo personal, sino a nivel colectivo
(comunitario). Puerto Rico está llamado a emprender este camino cuaresmal de
renovación en la fe.
Cuaresma y el año de la fe
Además de exhortarnos a renovar el camino de la fe en esta
cuaresma, el Santo Padre ha convocado a un Año de la fe que comenzará el 11 de
octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio
Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el
24 de noviembre de 2013. También, en la fecha del 11 de octubre de 2012, se
celebrarán los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia
Católica, promulgado por el beato Papa Juan Pablo II, con la intención de
ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe.
En su carta apostólica que nos convoca al Año de la Fe, el
Papa nos habla de la “Puerta de la Fe” y nos invita a cruzarla para tener vida
eterna. Nos dice: “La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la
vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre
abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia
y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma.” (Carta Apostólica
Porta Fidei de Benedicto XVI, 11 de octubre 2011) Queridos hermanos y hermanas,
la fe en Cristo es la mayor riqueza que puede tener un individuo o un pueblo.
Para una nación, no puede haber peor déficit que el de la fe. Un déficit en la
fe deja vacías las arcas de la esperanza, reduce el amor a lo puramente
afectivo, conveniente o el placer. Un déficit de la fe convierte al prójimo no
en el “otro”, sino en el contrario. Un déficit de la fe desvirtúa el principio
del bien común y lo convierte en el bien propio, donde sólo importa el “yo”.
Además, propicia una economía ajena a la moral y promueve una cultura
impermeable al Evangelio.
Puerto Rico no puede darse el lujo de diluir, debilitar o
perder su fe. Esa fe cristiana católica que lo forjó durante los pasados 500
años es la misma fe que, si la mantiene, lo sostendrá por los próximos 500 años
hasta llegar al milenio de la cristiandad en suelo puertorriqueño. Nuestra fe
católica no puede ser un mero hecho histórico, sino fuerza que mueve montañas y
hace arder corazones. Esa fe, que sigue siendo sermón de la montaña, anima la
esperanza de los que sufren, de los perseguidos, de los débiles, de los
maltratados, de los amenazados por las expropiaciones, de los desempleados, de
los están atrapados en las redes de las drogas, el alcohol y la depresión, de
los que sufren aún en el vientre materno. Esa fe que iluminó el camino de los
discípulos de Emaús hasta el encuentro definitivo con el Hijo de Dios, es capaz
en nuestros tiempos de iluminar el camino puertorriqueño hacia los senderos de
paz, justicia, amor y unidad.
Este camino cuaresmal debe ser camino de Emaús, camino que
nos lleve al Señor Resucitado. Esta cuaresma puede ser tiempo fuerte de gracia
copiosa para la reflexión y redescubrimiento de la fe.
Cuaresma y jornada electoral
El inicio de esta jornada cuaresmal coincide con los inicios
de la campaña electoral para los distintos eventos electorales de este año.
Este año electoral, contrario a otros, es uno de intensa jornada electoral,
propagandas políticas y eventos electorales: primarias, referéndums, elecciones
generales y consultas de estatus. Si bien a la Jerarquía no compete
involucrarnos en las campañas electorales, ni en participar, ni convocar
actividades proselitistas, ello no significa que estemos excluidos de las
decisiones fundamentales Debemos iluminar con la luz del Evangelio y presentar
los principios de la Doctrina Social de la Iglesia en todos estos procesos. Uno
de estos principios, es el de la caridad, especialmente, la caridad para con el
prójimo. El primero, y el más importante, es el servicio a la caridad hacia el
prójimo, y en el contexto electoral, la caridad política.
La caridad cristiana nos exige ver al prójimo como el
hermano o hermana de quienes estamos llamados a procurar su bienestar
espiritual, físico y emocional. El prójimo no sólo es el que piensa como yo o
el que es de mi partido y sus familiares. El prójimo también es el hermano o
hermana del partido contrario, el que favorece la otra ideología y sus
familiares. Es también el que vota diferente, o el que se abstiene de votar, el
que no es inversionista político. También el prójimo son las futuras
generaciones, a las que estamos llamados y llamadas a legarles un mejor Puerto
Rico: un Puerto Rico pacífico, respetuoso, caritativo, hermanado, ecológico y
sobre todo, cristiano. A ese prójimo, que acabamos de describir, el mandato del
amor exige tratarlos con caridad.
“El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a
tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo,
es criatura e hijo de Dios: el hecho de ser hermanos en humanidad y, en muchos
casos, también en la fe, debe llevarnos a ver en el otro a un verdadero alter
ego, a quien el Señor ama infinitamente. Si cultivamos esta mirada de
fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la
compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón. “ (Benedicto XVI, Mensaje
para la Cuaresma 2012, n. 1)
Por lo tanto, nuestra cultura democrática, como pueblo
cristiano, no debe ser una de violencia, odio, estridencia, persecución,
animosidad, división, insultos, de ataques personalistas contra la dignidad, la
honra y buen nombre del contrincante. Todo lo contrario: esta jornada de
intensa actividad electoral debe ser iluminada, guiada y sostenida por la fe y
el Evangelio. Debe poner de manifiesto un pueblo puertorriqueño que, aunque con
diversidad de opiniones, crece en el respeto; de un Puerto Rico que acude a las
urnas con los colores del amor y de la paz; de un Puerto Rico que ama y, luego
de los procesos electorales, sale confiado de que la Divina Providencia nos
acompaña en todos estos eventos.
Conclusión
Queridos hermanos y hermanas, estamos comenzando la segunda
semana del tiempo de cuaresma, tiempo privilegiado para renovarnos en la fe, de
conversión continua y profunda, tiempo de reflexión, de servicio, de oración,
de ayuno, abstinencia, y sobre todo, de caridad como medio de preparación para
la celebración de la Pascua. Hoy pido a Dios que este tiempo suscite en cada
corazón puertorriqueño el don de la conversión, el deseo firme y decidido de
avanzar y crecer en la fe para que Puerto Rico sea tierra de santos y santas,
paraíso donde Dios se recree en sus criaturas y un lugar donde se haga
manifiesta la civilización del amor.
Que el
Señor les bendiga y les guarde.
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