La
jornada del martes terminó en La Habana, donde el Papa llegó por la tarde
procedente de Santiago de Cuba. En la capital Benedicto XVI realizó una vista
de cortesía al presidente Raúl Castro en el Palacio de la Revolución.
Un largo encuentro de más de una hora que, según comunicó el
portavoz padre Federico Lombardi, fue “muy significativo, fuera de las
formalidades, lo que permitió entrar en detalles de fondo. Un encuentro sereno,
muy cordial y de gran valor”. El Pontífice y el presidente Raúl Castro
“hablaron de la condición actual que vive el pueblo de Cuba, de la situación
del país y de las aspiraciones de la Iglesia que cada vez tiene una vida más
intensa en la isla”. “La peregrinación de la Virgen de la Caridad por todo el
país durante un año y medio, antes del año jubilar, es una cosa que ha
sorprendido profundamente a las autoridades cubanas porque ha sido un signo de
vitalidad de la Iglesia y de su calado en la vida y en la sensibilidad de la
población”. “Y esto ha llamado la atención y estima de las autoridades hacia la
Iglesia, poniendo las premisas para que se puedan cumplir ulteriores pasos en
este diálogo”.
Benedicto XVI hizo “una petición muy específica: que el
Viernes Santo, fundamental en la tradición religiosa de los cubanos, sea día
festivo. Igual como se hizo en el viaje de Juan Pablo II, cuando se pidió hace
14 años que la Navidad fuera reconocida festividad para los cubanos”.
El padre Lombardi encontró “lógico y muy adecuado”, que el
presidente de Venezuela Hugo Chávez, que se encuentra en Cuba para tratamiento
médico, “haya querido saludar al Papa, sin interferir en la agenda pontificia”.
Benedicto XVI, luego de la Misa presidida en la Plaza de la
Revolución de la Habana, el Miércoles 28, se dirigió a la nunciatura. Allí se encontró con el ex
líder Fidel Castro, que el próximo 13 de agosto cumplirá 86 años. Castro había
ya encontrado dos veces al beato Juan Pablo II: en 1996 en el Vaticano y luego
en 1998 durante la histórica visita del Papa Wojtyla a la isla caribeña. El ex
líder cubano había afirmado que “con mucho gusto” habría saludado al Papa
Benedicto XVI, como había ya hecho con Juan Pablo II, “un hombre que al entrar
en contacto especialmente con los niños y los humildes del pueblo suscitaba
invariablemente sentimientos de afecto”. “He tomado la decisión de pedir
algunos minutos de su tiempo, que sé está lleno de compromisos – había dicho
Fidel Castro - cuando supe” que al él “le habría agradado este modesto y
sencillo contacto" (RC-RV)
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