«El Papa comenzó la jornada del martes 27 de marzo celebrando una Misa en privado, en el seminario en que se hospedaba, con la comunidad de religiosas contemplativas de Madre Teresa, las Misioneras de la Caridad. Eran unas diez... Una de ellas - de la India - que se llama Teresa Kerketta, desde cuando es religiosa, desde hace unos veinte años, recibió la misión – así como todas las contemplativas de Madre Teresa – de rezar cada día por un sacerdote preciso, encomendado a su oración. Este sacerdote era el Card. Ratzinger y, dado que el Obispo de Santiago lo sabía muy bien, quiso presentarle al Papa a esta religiosa. Ella le puso una guirnalda de flores – hay imágenes muy bellas que se han tomado – y el Papa estaba muy conmovido al encontrar a esta persona que desde hace 20 años reza personalmente por él. Otro momento muy lindo, del que hay bellas imágenes es un coro de 20 niños cubanos, que le cantaron al Papa y fueron fotografiados cuando salía del seminario.
Después el Santo Padre se dirigió al Santuario de la Vírgen de la Caridad del Cobre donde oró. Al final de su oración dirigió unas palabras a los peregrinos
Texto (tomado de RADIO VATICANO) y video completo del saludo de Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas:
He venido como peregrino hasta la casa de la bendita imagen
de Nuestra Señora de la Caridad, «la Mambisa», como ustedes la invocan
afectuosamente. Su presencia en este poblado de El Cobre es un regalo del cielo
para los cubanos.
Deseo saludar cordialmente a los aquí presentes. Reciban el
cariño del Papa y llévenlo por doquier, para que todos experimenten el consuelo
y la fortaleza en la fe. Hagan saber a cuantos se encuentran cerca o lejos que
he confiado a la Madre de Dios el futuro de su Patria, avanzando por caminos de
renovación y esperanza, para el mayor bien de todos los cubanos. También he
suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los
que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por
graves momentos de dificultad. He puesto asimismo en su inmaculado Corazón a
los jóvenes, para que sean auténticos amigos de Cristo y no sucumban a
propuestas que dejan la tristeza tras de sí. Ante María de la Caridad, también
me he acordado de modo particular de los cubanos descendientes de aquellos que
llegaron aquí desde África, así como de la cercana población de Haití, que aún
sufre las consecuencias del conocido terremoto de hace dos años. Y no he
olvidado a tantos campesinos y a sus familias, que desean vivir intensamente en
sus hogares el evangelio, y ofrecen también sus casas como centros de misión
para la celebración de la Eucaristía.
A ejemplo de la Santísima Virgen, animo a todos los hijos de
esta querida tierra a seguir edificando la vida sobre la roca firme que es
Jesucristo, a trabajar por la justicia, a ser servidores de la caridad y
perseverantes en medio de las pruebas. Que nada ni nadie les quite la alegría
interior, tan característica del alma cubana.
Que Dios les bendiga.
Muchas gracias.
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