Texto completo de la reflexión previa a
la oración del ángelus – TOMADO DE RADIO VATICANO
Queridos hermanos y hermanas
En el Evangelio de hoy, Jesús
explica a sus discípulos que tendrá que “ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte
de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser
condenado a muerte y resucitar al tercer día” (Mt 16,21) Todo parece darse
vuelta en el corazón de los discípulos! ¿Cómo es posible que “el Cristo, el
Hijo del Dios viviente” pueda sufrir hasta la muerte? El apóstol Pedro se
rebela, no acepta este camino, toma la palabra y dice al maestro: “Dios no lo
permita, Señor, eso no sucederá” (v. 22).
Es evidente la divergencia ente
el designio del amor del Padre, que llega hasta el don del Hijo Unigénito sobre
la cruz para salvar la humanidad, y las expectativas, deseos y proyectos de los
discípulos. Y este contraste se repite también hoy, cuando la realización de la
propia vida está orientada solamente al suceso social, al bienestar físico y
económico y no se razona más según la voluntad de Dios sino según los hombres
(v.23).
Pensar según el mundo es poner a
un lado a Dios, no aceptar su designio de amor, es casi impedirle que cumpla su
sabia voluntad. Por esto Jesús dice a Pedro una palabra particularmente dura:
“Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo” (ibid). El
Señor enseña que “el camino de los discípulos es seguirlo, seguir la cruz. Los
tres evangelios, sin embargo, explican el seguirlo en el signo de la cruz… como
el camino del “perder a sí mismo”, que es necesario para el hombre y sin el
cual no le es posible encontrar a sí mismo” (Jesús de Nazaret, Milán 2007,
333).
Así como lo hizo a los
discípulos, Jesús nos invita a nosotros: “El que quiera ser mi discípulo,
niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame.” El cristiano sigue al Señor
cuando acepta con amor la propia cruz, a pesar de que a los ojos del mundo
aparece como un fracaso y una “pérdida de la vida”, el cristiano sabe que no la
lleva él solo, sino que la lleva con Jesús, compartiendo su mismo camino de
donación. Escribe el Siervo de Dios Pablo VI: “Misteriosamente, el mismo
Cristo, para erradicar del corazón del hombre el pecado de presunción y
manifestar al Padre una obediencia íntegra y filial, acepta… morir en una
cruz”. Aceptando voluntariamente la muerte, Jesús lleva la cruz de todos los
hombres y se convierte en fuente de salvación para toda la humanidad. San
Cirilo de Jerusalén comenta: “La cruz victoriosa ha iluminado a quien estaba
ciego por la ignorancia, ha liberado a quien era prisionero del pecado, ha
llevado la redención a toda la humanidad.”
Confiamos nuestra oración ala
Virgen María y a San Agustín, de quien hoy se celebra la memoria litúrgica,
para que cada uno de nosotros sepa seguir al Señor en el camino de la cruz y
nos dejemos transformar por la gracia divina, renovando el modo de pensar “para
poder discernir la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es
grato, lo que es perfecto” (Rom.12, 2).
Traducción
corregida del italiano, Patricia Ynestroza y Claudia Alberto
Tras el
rezo del ángelus y el responso por los fieles difuntos Benedicto XVI se ha
dirigido cordialmente a Mons. Marcello Semeraro, obispo de esta diócesis de
Albano, en ocasión de su 40 aniversario de ordenación sacerdotal; y lo
extiendo, ha dicho el Papa, por el mismo aniversario a Mons. Bruno Musaro, que
desde hace poco tiempo he nombrado Nuncio Apostólico en Cuba, y a Mons. Filippo
Santoro, obispo de Petropolis, en Brasil, así como a 17 sacerdotes aquí
presentes. ¡Que el Señor os colme de gracias, queridos hermanos!.
Saludando a
los peregrinos de lengua francesa el Papa ha aludido al texto del Evangelio de
hoy en el que Jesús nos invita a tomar nuestra cruz. Este camino es exigente, si nos dejamos
modelar por la voluntad de dios. Es un camino de vida! ¿Que la Virgen María nos
acompañe con su presencia maternal! ¡Y que Dios os bendiga! ¡Buen domingo a
todos!.
Saludando
en alemán Benedicto XVI ha aludido a san Agustín cuya memoria litúrgica
coincide con este domingo. Y citando a san Agustín el Papa ha dicho. “Si quieres
tener alegría eterna acógete a Aquel que es eterna”. Este es el deseo más profundo
de cada persona. Solamente Dios da esta alegría eterna. Solamente Él es capaz
de aplacar nuestro deseo de felicidad eterna. Abrámonos a su amor y busquemos
su cercanía en la oración regular y confiada. Que nos acompañe el Espíritu
Santo.
Este ha
sido el saludo de Benedicto XVI en español para los peregrinos presentes en
Castel Gandolfo:
Saludo con afecto a los
peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular
a los grupos provenientes de Argentina y Chile. La liturgia de este domingo
recuerda que es necesario tomar la cruz para seguir a Jesús, siendo dóciles a
la Palabra y dejándose transformar interiormente, para así saber distinguir
siempre cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada,
lo perfecto (cfr Rm 12,2). Que el Señor, por intercesión de la Virgen María,
infunda su amor en todos los corazones para que, haciendo más religiosa nuestra
vida, aumente el bien en nosotros y con constante solicitud lo conserve. Feliz
domingo!
saludo en lengua
polaca:
En la liturgia de hoy San Pablo
nos exhorta” transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis
discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto”.
Que esta renovación se realice en nosotros gracias a la perseverante
colaboración con la gracia de Dios. ¡Que su bendición os acompañe siempre!.
Traducción
del Francés, Alemán, Polaco e italiano Rafael Álvarez Taberner
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