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domingo, 7 de agosto de 2011

Reflexión del Santo Padre en el Angelus, Domingo 7 de Agosto - Mucho antes de que nosotros lo busquemos, el Señor viene a nuestro encuentro para tendernos la mano

TOMADO TEXTUALMENTE DE RADIO VATICANO


Esta mañana al mediodía en la Villa Pontificia de Castel Gandolfo Su Santidad Benedicto XVI se asomó a la ventana para saludar a los miles de fieles congregados en el patio del Palacio Apostólico, la residencia de verano del Papa, para saludar a los fieles y hablarles y compartir sus reflexiones sobre la liturgia dominical:

Traducción de la alocución del Papa antes del rezo del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
En el Evangelio de este domingo, encontramos a Jesús que, habiéndose retirado al monte, ora por toda la noche. El Señor, alejado de la gente y de los discípulos, manifiesta su intimidad con el Padre y la necesidad de rezar en soledad, al resguardo de la multitud del mundo. Pero este alejarse, no debe ser entendido como un desinterés hacia las personas o como un abandono de los Apóstoles. Por el contrario –narra san Mateo - apremió a sus discípulos a que “subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla” (Mt 14,22), para encontrarlos de nuevo. Mientras tanto, “la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario” (v. 24). Y sucedió que “de madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua” (v. 25). Los discípulos, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma, no lo reconocieron, no comprendieron que se trataba del Señor.
 Pero Jesús los tranquilizó: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” (v. 27). Es un episodio, del cual los Padre de la Iglesia han capturado una gran riqueza de significado. El mar simboliza la vida presente y la inestabilidad del mundo visible; la tempestad indica todo tipo de tribulación, de dificultad, que oprimen al hombre. La barca, en cambio, representa a la Iglesia edificada sobre Cristo y guiada por los Apóstoles. Jesús quiere educar a los discípulos a soportar con valor las adversidades de la vida, confiando en Dios, en Aquel que se ha revelado al profeta Elías sobre el Oreb “en el susurro de una brisa suave” (1 Re 19,12).

El versículo continua después con el gesto del apóstol Pedro, quien, movido por un impulso de amor hacia el Maestro, pide ir a su encuentro, caminando sobre las aguas. “Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! (Mt 14,30).
San Agustín, imaginando que se dirige al apóstol, comenta: el Señor “se ha inclinado y te ha tomado de la mano. Con tus solas fuerzas no puedes levantarte. Estrecha la mano de Aquel que desciende hasta ti”. Pedro camina sobre las aguas no por su propia fuerza, sino por la gracia divina, en la que cree y cuando se ve agobiado por la duda, cuando no fija más la mirada sobre Jesús, porque tiene miedo del viento, cuando no se fía plenamente de la palabra del Maestro, significa que se está alejando de Él y es entonces cuando peligra de hundirse en el mar de la vida. El gran pensador Romano Guardini escribe que el Señor “está siempre cerca, permaneciendo a la raíz de nuestro ser. Sin embargo, debemos experimentar nuestra relación con Dios entre los polos de la lejanía y de la cercanía. Desde la cercanía estamos fortificados, desde la lejanía puestos a la prueba”.
 Queridos amigos, la experiencia del profeta Elías que escuchó el pasar de Dios y la dificultad de fe del apóstol Pedro, nos hacen comprender que el Señor aún antes de que lo busquemos o lo invoquemos, es Él mismo quien viene a nuestro encuentro, hace descender el cielo para tendernos la mano y conducirnos a su altura; espera solamente que nos confiemos totalmente de Él. Invoquemos a la Virgen María, modelo de plena confianza en Dios, para que, en medio de tantas preocupaciones, problemas, dificultades que agitan el mar de nuestra vida, resuene en el corazón la palabra consoladora de Jesús: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” y crezca nuestra fe en Él.
Patricia Jáuregui
Benedicto XVI tras el rezo mariano del Ángelus Domini, y el responso por los fieles difuntos, una vez más lanzó un llamamiento a las autoridades y a la población civil de Siria para que se restablezca la pacífica convivencia. Sobre los eventos que sacuden desde hace meses Libia, una vez más el Papa exhortó a los Organismos internacionales y a cuantos tienen responsabilidades políticas y militares a lanzar con convicción y resolución la búsqueda de un plan de paz.
Traducción de la alocución del Papa después del rezo mariano del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Sigo con viva preocupación los dramáticos y crecientes episodios de violencia en Siria, que han provocado numerosas víctimas y graves sufrimientos. Invito a los fieles católicos a orar, para que el esfuerzo por la reconciliación prevalezca sobre la división y sobre el rencor. Además, renuevo a las Autoridades y a la población siria un firme llamamiento, para que se restablezca cuanto antes la pacífica convivencia y se responda adecuadamente a las legítimas aspiraciones de los ciudadanos, en el respeto de su dignidad y en beneficio de la estabilidad regional. Mi pensamiento va también a Libia, donde la fuerza de las armas no ha resuelto la situación. Exhorto a los Organismos internacionales y a cuantos tienen responsabilidades políticas y militares a lanzar nuevamente con convicción y resolución la búsqueda de un plan de paz para el País, mediante las negociaciones y el diálogo constructivo.
Patricia Jáuregui
Saludos en español
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los miembros del Coro Infantil de la Parroquia de Nuestra Señora del Milagro, de Valdestillas; a los fieles de la diócesis de San Luis, en Argentina; a los estudiantes de Isla de Pascua, Chile; así como a los jóvenes de la congregación mariana “Mater Salvatoris”, de Caracas. En el Evangelio de este domingo, el Señor, caminando sobre las aguas, sale al encuentro de los discípulos que se hallan en peligro y les dice: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!». También nosotros, aunque a veces se haga de noche o el viento sea contrario en nuestras vidas, estamos llamados a descubrir la presencia amorosa de Dios, que nunca nos abandona. Al acercarse la celebración de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, invito a todos a pedir a la Virgen María por los frutos de este esperado encuentro. Feliz Domingo  
Saludos en Polaco
Doy mi cordial bienvenida a todos los polacos aquí presentes. Hoy, me uno espiritualmente a cuantos desde diversas partes de Polonia acuden caminando al Santuario de Jasna Góra (Czestochowa). En modo particular, saludo a los participantes en la conmemoración jubilar del tercer centenario de la “Peregrinación a pié a Varsovia”. Auspicio que este recorrido con María, en la peregrinación de la fe, fortalezca la dimensión evangélica de vuestra vida personal, familiar y social. A vuestras oraciones confío también mi Ministerio pontificio.
Saludos en Italiano
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua italiana, en particular a los jóvenes de la diócesis de Albano que participarán en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, los jóvenes de la Compañía de los “Tipos Loscos del Beato Pier Giorgio Frassati” y los exponentes del Centro de Ancianos de Marino. Saludo a la representación de los obreros de la empresa Irisbus de Flumeri (Avellino), con el ferviente auspicio de una positiva solución de los problemas que hacen precaria la actividad de trabajo. A todos deseo un buen domingo y una buena semana.
di Patricia Jauregui

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